Las empresas de menor tamaño (micro, pequeñas y medianas), formales e informales, llegaron para quedarse. Existen para atender las áreas de la economía que no atienden las grandes empresas y por necesidades del mercado laboral. Actualmente en Chile existen aproximadamente 14.000 grandes empresas (1% del total), las que concentran el 87% de las ventas, pero generan sólo el 48% de los empleos. Mientras tanto, 1.280.000 micro, pequeñas y medianas empresas formales (MiPymes), con 13% de las ventas, generan el 52% de los empleos de la empresa privada. De más está decir que las oportunidades para estos dos tipos de empresas se distribuyen a la par con su participación en las ventas.

Lo anterior se traduce en que el desempeño de las empresas de menor tamaño se ve afectado por una falta crónica de recursos, gran precariedad de sus infraestructuras, difícil acceso a los mercados y a la información, tecnología, digitalización, capacitación y, por sobre todo, bajo acceso al financiamiento. En este marco las posibilidades de innovación y desarrollo son casi nulas. Entonces nos hacemos la siguiente pregunta: ¿esta situación tiene que mantenerse para siempre así? La respuesta categórica es no. Esto justamente es parte del pasado que queremos dejar atrás. Son muchos los países donde las empresas pequeñas y medianas, y una parte relevante de la microempresa, tienen al menos buen pasar. La diferencia con Chile es que sus Estados y gobiernos no dejan a las empresas de menor tamaño sólo a merced del mercado porque entienden que, dada la gran asimetría de los mercados, las empresas de menor tamaño deben ser apoyadas para que puedan tener un desempeño eficiente y rentable. No así a las grandes empresas, que cuentan con todo lo que no cuentan las de menor tamaño.

Por lo anterior es que, luego de una demanda de muchos años de los gremios de empresas de menor tamaño, el 13 enero de 2010 se promulgó la Ley 20.416, que “fija normas especiales para las empresas de menor tamaño”, entendiendo que las empresas de menor tamaño son distintas de las empresas de mayor tamaño, y entonces las leyes y normas que las afecten no pueden ser las mismas para ambos tipos de empresas. Sin embargo, esta ley hasta ahora es sólo letra muerta. Entre los dirigentes gremiales de las MiPymes básicamente existe un diagnóstico compartido respecto de los grandes problemas señalados anteriormente, que afectan a las empresas de menor tamaño. Y dada su importancia crítica en el empleo de una parte significativa de l@s chilen@s, creemos que el Estado y los gobiernos deben preocuparse seria y sistemáticamente de la resolución de esos problemas. En este sentido, nos alegra que el Programa de Gobierno del candidato Daniel Jadue avance decididamente en las respuestas a estas sentidas demandas.

En primer lugar, destacamos que el Programa de Gobierno de Daniel Jadue considera a las empresas de menor tamaño como un actor clave en la reactivación de la economía, porque es el sector que más empleos puede generar en el corto plazo. Como este sector tiene baja productividad, esta puede crecer de manera relevante con políticas públicas que la incentiven. Esto podrá redundar en mejores salarios y en la generación de nuevos encadenamientos productivos que permitan agregar valor de manera significativa. A continuación, señalamos las líneas de acción que encontramos más relevantes en el programa del candidato Daniel Jadue:

Subsidio al empleo MiPyme

Subsidio para apoyar la implementación del salario mínimo y, en general, para aumentar el empleo en todas las regiones, con foco en las de mayor cesantía.

Facilidades para emprender

Se contempla la facilitación de los trámites de inicio de empresas en aspectos sanitarios y patentes; el apoyo en la digitalización de las MiPyme; fomento a la innovación tecnológica, a la innovación social y al emprendimiento local, especialmente de mujeres y de comunidades de pueblos originarios; adaptación de políticas de fomento del Estado a las necesidades locales; articulación de todas las instituciones de fomento estatales con los actores locales, gobiernos regionales y comunales; ventanilla única de postulación a fondos concursables; orientación sobre nichos y oportunidades de negocios en los Centros de Desarrollo de Negocios de Sercotec, coordinados con oficinas de patentes y Unidades de Desarrollo Local de municipios.

Acceso a los mercados

En este ámbito, entre otras medidas del programa, queremos destacar: discriminación positiva hacia las MiPyme en las compras públicas y adecuación del sistema de compras públicas para integrar a los proveedores locales; apoyo para mejorar la asociatividad de la MiPyme entre sí y con las grandes empresas, para enfrentar de mejor manera la comercialización de sus bienes y servicios; rearticular y repotenciar trabajo de Sence y Chile Valora en función de facilitar el acceso a la capacitación y el apresto laboral en las empresas de menor tamaño.

Acceso al financiamiento

En momentos en que una gran cantidad de MiPymes han cerrado, o están a punto de quebrar a consecuencia de la pandemia, estas líneas programáticas nos parecen especialmente relevantes. En particular destacamos:

  • US$ 2.500 millones, para el fomento al crédito bancario con fondos de garantía, enfocados en las MiPyme afectadas.
  • US$ 1,600 millones de subsidios directos para las MiPyme que ya no pueden acceder al crédito, canalizados a través de Corfo.
  • US$ 400 millones dirigidos, en condiciones preferenciales, a instituciones financieras no bancarias (cooperativas, agrupaciones de trabajadoras/es y otros mecanismos asociativos locales) para que estas los dirijan a MiPymes y trabajadores independientes que no puedan acceder a la banca comercial.
  • Subsidio directo a las MiPyme para la contratación de trabajadores y para asumir el alza del salario mínimo.
  • Rediseño de instrumentos crediticios para reemprender, sanear deudas tributarias, previsionales y pasivos en general, con extensión del periodo de gracia y de los plazos para pagar.
  • BancoEstado con atención preferencial a MiPymes en las sucursales locales.
  • Creación a mediano plazo de la Banca Nacional de Desarrollo, para financiar inversión de largo plazo, y el Fondo Nacional de Garantías Recíprocas del Estado, para optimizar el uso de las garantías reales de las empresas de menor tamaño.

Estas son buenas señales para el sector MiPyme. Y esperamos que otras candidaturas presidenciales las compartan y complementen en lo que sea necesario. 

Pedro Davis Urzúa
Pequeño empresario. Ex presidente de Conupia.

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